Una de las preguntas que más me hacen sobre la curiosidad es si detecto alguna relación entre ella y la motivación, y a continuación me cuestionan sobre una posible correlación entre la curiosidad y el liderazgo. ¿Dirías que los líderes exitosos son más curiosos que el resto? Rotundamente sí, la curiosidad es uno de los secretos del liderazgo.
Pero no quisiera que pienses que esta es una deducción arbitraria, ya que tanto los grandes científicos como los hombres de negocios más relevantes también responden afirmativamente.
De hecho, muchos de ellos/as, incluyendo el creador de Microsoft Bill Gates, describen la curiosidad como una de las tres CES del liderazgo exitoso, junto a la creatividad y el compromiso.
Por tanto, quienes deseen convertirse en líderes de éxito tendrán que aplicar este principio que, por otra parte, les diferenciará de otros líderes, en especial de aquellos que temen que su curiosidad les haga mostrarse menos inteligentes.
Creer que preguntar o admitir que no se sabe algo denota falta de inteligencia o de habilidad, es una falacia que estraga más de una carrera profesional.
De hecho, quienes reprimen su curiosidad ofrecen una imagen individualista al tratar de enmascarar su “supuesta debilidad”; en cambio el liderazgo curioso conforma a profesionales cómodos en el espacio del desconocimiento, que para otros no es confortable.
No es esta una respuesta simple porque llevar a la práctica ambos comportamientos de forma natural y rutinaria requiere voluntad.
Las preguntas son la expresión de la curiosidad y escuchar implica ser receptivo, dar valor al otro, aunque, a priori, pensemos que su opinión no nos interesa demasiado; por ello debemos escuchar sin juicio y sin llenar nuestra mente de ideas que anhelamos “soltar” en cuanto la otra persona guarde silencio.
Las preguntas convierten el lenguaje en proveedor, la escucha en facilitador, y ambas se transforman en la llave que desarrolla el liderazgo curioso. Este tipo de comportamiento parece, culturalmente hablando, más cercano al estilo de liderazgo femenino y sin embargo estas cualidades son propias de todos los líderes de éxito que ejercen el liderazgo curioso, sin importar su género.
Ser un líder curioso es todo lo contrario a situarnos en el centro de todo, pues algunos líderes solo muestran interés por ellos mismos y no por las personas que dirigen.
La curiosidad pone el foco en el otro, en el equipo, y por tanto trasluce generosidad y humildad.
Una de las cosas en las que coinciden las personas que tienen líderes de éxito, es en la percepción de que ellos y ellas los escuchan, que muestran interés genuino en sus opiniones. Que piden y dan consejos, solicitan opiniones respecto del trabajo o el funcionamiento del mismo, y valoran sus ideas.
El líder curioso no necesita dar con todas las respuestas, solo inspirar a los demás para seguir aportando nuevas ideas y aproximaciones que le llevan a mantener un lugar de liderazgo y mantenerse por delante de sus competidores.
Cuando el líder establece una cultura de preguntas cambia toda la cultura de la compañía, y con ello contribuye a un mayor compromiso o engagement entre los empleados de cualquier otra área de la organización.
Volviendo a las tres CES del liderazgo exitoso, el compromiso se alcanza cuando los equipos trabajan de forma conjunta, llegan a soluciones consensuadas y mucho más creativas. La curiosidad es el catalizador de la creatividad, tenlo siempre presente.
Al igual que las expectativas de resolver un problema son mucho mayores cuando se aborda estimulando la curiosidad en todo el grupo de trabajo.
Piensa por un momento en esas empresas que están innovando en su mercado, ¿por qué crees que lo logran? ¿Cómo acceden a tantos clientes o consumidores en poco tiempo?
Si rastreas en la web a quienes las capitanean, tarde o temprano encontrarás declaraciones donde aseguran que su éxito se debe a la curiosidad, ya que esta les abre nuevos caminos. Esta es la filosofía de empresas como Netflix o Airbnb.
Lo importante de la curiosidad unida al liderazgo pasa por entender que no se trata de una mera actitud unida a la motivación, ni siquiera de una energía que empuja y luego se diluye de forma difusa, sino que se traduce en una experimentación.
Prueban, ensayan, lanzan productos, aventuran una nueva estrategia, la máxima de “prueba y error” no les atemoriza, no abonan el campo de las ideas porque saben a conciencia que no son estas las que dan frutos, sino los hechos. Por tanto, el liderazgo curioso tiene que llevar por fuerza a la acción.
Ojo que la curiosidad no pertenece al mundo de las tecnológicas o de cualquier Start Up que prueba y prueba líneas de negocio: las grandes compañías que alcanzan éxito incorporan una actitud curiosa en sus valores y en su cultura de empresa.
Y es natural, cada día detectan a un nuevo competidor en el horizonte, cada día hay nuevas ideas con las que deben de competir… dentro de tu propia industria o en el mundo de los negocios tendrás que desarrollar la curiosidad para salir a flote y aprender de cada decisión.
El liderazgo curioso trasciende a cualquier ámbito profesional e incluso personal: cada vez que emplees la curiosidad para enfrentarte a un problema, a un dilema de difícil resolución, cada vez que animes a tu creatividad para tomar decisiones y te comprometas con el modo en que actúas y te relacionas con los demás, cada vez que preguntes (vigila siempre que en tu comunicación haya más preguntas que afirmaciones) y escuches a los demás con el deseo de entenderles y contribuir al crecimiento de la relación estarás dando vida a tu liderazgo curioso.